domingo, 31 de marzo de 2019

¿Se Puede Innovar Vendiendo Cerveza? | Caso Heineken


¿Sabías que Heineken es el segundo fabricante de cerveza más grande del mundo?. Esta empresa vende más de 250 marcas diferentes de bebidas alrededor de todo el planeta, pero su producto lleva décadas siendo el mismo.

La cervecera conocida por su famosa botella verde, Heineken, cuenta con 165 fábricas por todo el mundo y exporta a más de 170 países. ¿Cómo ha conseguido una empresa fundada por un joven emprendedor holandés de 22 años hace más de un siglo y medio convertirse en una de las principales cerveceras del mundo? 

Los orígenes del negocio 

Esta cervecera nació en 1864 por iniciativa de un joven holandés que convenció a su madre para que comprara la cervecería Haystack de Ámsterdam, con casi 300 años de historia.

Gerard Adriaan Heineken pensó que producir cerveza de alta calidad podía ser un buen negocio y no se equivocó. Apostó por mejorar la calidad del producto, contrató a más trabajadores y en apenas un año ya había duplicado las ventas. En 1868, las instalaciones se quedaron pequeñas y la fábrica se trasladó a una planta más grande a las afueras de Ámsterdam. Seis años después, Heineken adquirió otra cervecera de Róterdam y así aumentó notablemente su capacidad de producción.

En aquella época, el mundo de la cerveza fue testigo de grandes avances técnicos y Heineken no dudó en incorporarlos. Fue de las primeras empresas en usar refrigeradores por compresión, que eliminaban la dependencia del hielo natural para conservar el producto.
Consciente de la importancia de la investigación y del progreso técnico, Gerard Heineken decidió contratar al doctor Elion, uno de los alumnos más sobresalientes del químico francés Louis Pasteur. Elion desarrolló un nuevo tipo de levadura conocida como levadura-A, para dotar a las cervezas Heineken de un sabor especial, que se tradujo en un espectacular aumento de ventas. En 1876 la marca holandesa ya exportaba su cerveza a Francia, Bélgica y Gran Bretaña.

La incorporación de las nuevas generaciones


Gerard Heineken murió en 1893 y su hijo Henry Pierre tomó el relevo. Durante los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX, la cerveza Heineken llegó a nuevos mercados como Asia, Indonesia, África y Estados Unidos.

Henry Pierre envió a su hijo a Nueva York para que aprendiera las técnicas comerciales que empleaba Van Munching, el representante de Heineken en Estados Unidos. Así, Alfred Henry se formó en las más avanzadas técnicas de marketing de la época. Alfred, miembro de la tercera generación de la familia, heredó el control del negocio en la década de 1940. Tras volver a Holanda, implantó exitosas campañas publicitarias. La marca comenzó a anunciarse en la radio y cambió su logotipo. Estas reformas permitieron a la empresa superar los problemas derivados de la falta de materias primas durante la Segunda Guerra Mundial y la feroz competencia que se desató después.

Una década más tarde, Heineken empezó a venderse en supermercados, estrategia que le permitió batir récords de ventas en Estados Unidos. La empresa familiar siguió invirtiendo en calidad y en I+D. También continuó creciendo a base de adquisiciones, y en 1968 compró a su competidora Amstel, y así llegó a nuevos mercados como las Antillas Holandesas, Jordania, Líbano y Grecia. Gracias a nuevas adquisiciones, en las décadas de 1970 y 1980 Heineken desembarcó en Irlanda, Francia, Jamaica, Tahití, Marruecos, Brasil, Japón y Argentina.

Nuevo relevo, misma esencia 

En 1989 Alfred Henry cesó como presidente de la compañía. Su esfuerzo y visión de negocio habían conseguido situar a la empresa como la segunda en importancia del mundo. Sus sucesores en el puesto (Gerard van Schaik, Karel Vuursteen y Jean-François van Boxmeer) continuaron la línea que él había marcado: innovación e internacionalización del grupo.

Las fusiones y las adquisiciones de empresas permitieron a la firma ganar más mercados, entre ellos España, donde compró El Águila y Cruzcampo. En España introdujo un concepto innovador: las tabernas franquicia, concebidas como una red de pubs irlandeses, que han potenciado a lo largo de más de una década la cultura cervecera en el país.
En la actualidad, el control del negocio sigue en manos de un miembro de la familia fundadora: Charlene de Carvalho-Heineken, única hija y heredera de Alfred Henry Heineken.











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